Una imagen incluyente es un recurso de mucha utilidad para cambiar el modo en que vemos las cosas y las personas.
Se trata de una forma de expresión visual que pone de manifiesto la diversidad de personas que componen a nuestra sociedad, y en ella se deja ver que tenemos acceso a las mismas oportunidades pues muestra como iguales a hombres y mujeres al tiempo que evita promover o reproducir cualquier estereotipo o rol de género.
Una imagen incluyente debe presentar a mujeres, personas con discapacidad y personas indígenas en posiciones de poder y liderazgo y reconocer que los hombres también realizan trabajos domésticos. Al seleccionar imágenes procura representar a hombres, mujeres, personas con discapacidad e indígenas en roles innovadores que no sean tradicionalmente asociados a uno u otra condición.
No hay razón alguna para convertir a las personas en objetos sexuales. El cuerpo de las mujeres tiene esta “carga” en nuestros días, y por ello, es fundamental eliminar esta práctica que refuerza la subordinación y la violencia, tanto de mujeres como de las niñas. Sin embargo, esto no significa que no se deba integrar su imagen, sino que la forma determina si se dignifica o si se reproduce el uso del cuerpo de las mujeres como objeto.
Un recurso socorrido para atraer la atención a un proyecto es el humor, pero debe tenerse especial cuidado en que no sea a costa de la dignidad de las personas, que no discrimine ni denigre a nadie.
Para promover la inclusión, las imágenes que selecciones deben ser capaces de integrar a las comunidades indígenas. Debido a que nuestro país está conformado por numerosos pueblos indígenas, se debe procurar que éstos no dejen de ser tomados en cuenta ni por omisión involuntaria.